Juan Gallego, profesional del área de Capacitación para la Vida Independiente, hace un repaso de su vida profesional en el Grupo CECAP.
Antes de todo, quiero agradecer a Andrés y Vicente, personas de referencia de CECAP, la oportunidad que me habéis ofrecido en aprender, trabajar y madurar en esta aventura profesional, han sido 12 años que han pasado en un abrir y cerrar de ojos.
En noviembre del 2009, un amigo de mi antiguo trabajo en Ciudad Real me comento que tenía una entrevista de trabajo en Toledo, en una entidad social llamada CECAP. Él se encontraba tan nervioso que me ofrecí a acompañarlo. Llegamos a Buenavista y tuve dos opciones, esperar a que finalizara el proceso de selección o intentar colarme y participar de la entrevista. Decidí participar. Al día siguiente me llamaron para comunicarme que me habían seleccionado para comenzar a trabajar. ¡Que nervios! Me alquilé una furgoneta, cogí mis enseres y objetos personales de Ciudad Real y me vine a Toledo a vivir, así empezó mi aventura en CECAP.
Las funciones que iba a desempeñar era supervisar y apoyar a personas con especificidad que se encontraban emancipadas en una vivienda, participando de un proceso de capacitación para la vida independiente. No entendía como un grupo de jóvenes con especificidad podía vivir y dormir solos, no tenía experiencias previas en este ámbito y me parecía una auténtica locura. Todos mis trabajos anteriores tenían un desempeño asistencial en centros de día (realizar acompañamientos, duchas e higiene diaria y talleres ocupacionales), mis experiencias previas profesionales asumían un rol que no era el de capacitación.
Los comienzos en CECAP no fueron nada fáciles. Eran los propios de una entidad que estaba comenzando, formándose e iniciando en nuevos proyectos, entre ellos, Capacitación para la Vida Independiente (vivienda en el barrio de Santa Teresa, proyecto de Polán…), estas dos experiencias fueron duras, estábamos muy ilusionados con la nueva andadura pero la inexperiencia nos jugó malas pasadas, especialmente en el apoyo de participantes cuyo objetivo no era vivir de manera autónoma y la imagen que proyectábamos en el entorno comunitario ya que la sociedad en su conjunto, no se encontraba habituada a compartir espacios comunes con personas que presentaban dificultades en el aprendizaje y en situación de vulnerabilidad.
Nos esperaba un proceso largo de aprendizaje y situaciones poco agradables. Hubo que ajustar perfiles profesionales, continuos cambios de compañeros de trabajo, conciliación de participantes alineados a la vida independiente y a todo eso se sumó la crisis. Hubo muchos meses sin ingresos económicos y con ello, la incertidumbre de la recuperación económica, pero nuestra entidad fue fuerte y esperanzadora, resistió y solvento esta situación de manera muy valiente.
Todas las dificultades y experiencias que nos íbamos encontrando concluyeron en enseñanza, existía la necesidad de gestionar un trabajo eficaz y así, ofrecer un servicio de calidad. Estas mejoras ofrecieron resultados óptimos, y se presentaba un escenario donde muchas familias y participantes mostraban interés en el modelo de trabajo que estábamos realizando. Por ello, hubo un crecimiento notable en la entidad, muchos participantes y familias nuevas iniciaban su proceso de capacitación con nosotros.
Teniendo en cuenta las circunstancias y situaciones complicadas que nos encontramos en el Área de Capacitación para la Vida Independientes, decidimos abrir dos líneas de actuación e intervención, ajustadas a la necesidad de apoyo que mostraban nuestros participantes: la primera, destinada a personas con necesidad de Apoyo Residencial (viviendas tuteladas), y la segunda, Vida Autónoma con Apoyo (viviendas de baja supervisión), donde actualmente desempeño mis labores y funciones como Educador Social.
En estos 12 años he participado de ambos recursos y fui el primer profesional en abrir una vivienda pionera de baja supervisión en Castilla la Mancha. Actualmente, el Área de Capacitación para la Vida Independiente ha tenido tal éxito que abarcamos 3 viviendas de apoyo residencial, con 12 participantes; 10 viviendas autónomas con apoyo, con 40 jóvenes y 7 personas viviendo solas.
Durante todos estos años me he especializado en diversas formaciones, he aprendido y madurado tanto que es difícil gestionar tantas emociones juntas. Hice de Toledo mi hogar y me compre una vivienda, he cursado los estudios en Educación Social, he participado de una gran variedad de cursos formativos, congresos, asambleas y ponencias. Hemos visitado otras ciudades con la finalidad de conocer otras entidades sociales y contrastar que modelos de intervención y capacitación nos facilitaba poder realizar un trabajo de calidad. Tengo que afirmar que no en todos los empleos existe la flexibilidad que nos permita continuar formándonos, por ello, es motivo de agradecer la oportunidad que nuestra entidad nos ofrece.
También hemos tenido muchos momentos de ocio y disfrute con nuestros participantes, familias y compañeros de trabajo. Resulta muy placentero y satisfactorio participar en actividades lúdicas y viajes con las personas que estás formando y así, observar cómo se desenvuelven con normalidad y naturalidad en otras ciudades, entornos comunitarios y diferentes situaciones. Esos momentos de playa, paseos marítimos, visitas turísticas, parques de atracciones, aperitivos o bailes…los recuerdo con gran entusiasmo y estoy deseando que volvamos a la normalidad para retomar esos espacios que tanto echamos de menos. En estos momentos, eres consciente del aprendizaje que han conseguido nuestros protagonistas y la satisfacción que te produce a nivel profesional.
Tengo que resaltar la cercanía que presento con mis participantes y familias, son mi segunda familia, comencé a trabajar en la entidad con 28 años y acabo de cumplir 40. Éramos unos chavales, hemos crecido, madurado y estamos envejeciendo juntos. Quien me conoce, sabe que puede contar conmigo en sus mejores y peores momentos y que un consejito de Juan siempre viene bien.
Por último, quiero agradecer a mis compañeras Mónica y Aldara su profesionalidad y calidad humana, es un honor el trabajar a su lado. Hemos vivido muchas aventuras y desventuras, pero siempre han estado a la altura cuando las he necesitado. Creo firmemente que rodearte de buena gente, te hace mejor persona.